
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, activó un nuevo veto migratorio que impacta a ciudadanos de 19 países. La orden entró en vigor la medianoche del lunes y prohíbe la entrada total desde 12 naciones y aplica restricciones parciales a otras siete.
Con esta decisión, Trump retoma una de las políticas más polémicas de su primer mandato.
Países afectados y logística
Los países con prohibición total incluyen Afganistán, Irán, Somalia, Haití, Yemen, Sudán, Libia y varias otras naciones de África.
Las restricciones parciales afectan a ciudadanos de Cuba, Venezuela, Turkmenistán, entre otros.
Estos últimos enfrentarán limitaciones en el acceso a ciertos tipos de visa. Según la administración, las personas con visas ya aprobadas o con residencia legal no perderán sus derechos. También habrá excepciones por razones de interés nacional.
El anuncio ocurre tras un atentado incendiario en Boulder, Colorado. El atacante, un ciudadano egipcio con visa vencida, no representa a un país incluido en la lista.
Aun así, Trump usó el caso para justificar la necesidad de reforzar los controles migratorios. Argumentó que muchos gobiernos no cumplen con estándares mínimos de verificación de identidad, lo que pone en riesgo la seguridad del país.
¿Será legalmente viable?
La medida provocó reacciones inmediatas dentro y fuera del país. Organizaciones de derechos humanos y legisladores demócratas la calificaron como xenófoba y motivada por fines electorales.
Por su parte, líderes de la Unión Africana expresaron su preocupación. Señalaron que este tipo de exclusiones daña las relaciones bilaterales y la cooperación internacional.
Desde el ámbito legal, varios expertos opinan que esta versión del veto tiene más cuidado en su redacción. A diferencia de la orden de 2017, que fue impugnada por discriminar a países de mayoría musulmana, esta vez el gobierno evitó ese tipo de lenguaje.
Aun así, se espera que la nueva política enfrente demandas judiciales en los próximos días.
Con las elecciones de 2026 en el horizonte, la medida envía un mensaje firme sobre las prioridades de Trump: control migratorio, seguridad interna y endurecimiento fronterizo. Sin embargo, aún queda por ver el impacto diplomático y social de esta decisión.