Lo último que le faltaba al América, quien no pasa por su mejor temporada, era perder el llamado «Clásico de clásicos» con su archirrival, las Chivas Rayadas de Guadalajara y para empeorar las cosas sucedió en el mismo Coloso de Santa Úrsula el mismo día que se le festeja a esta Santa.
Fue un partido donde los graves errores del América sentenciaron en su contra el Clásico Nacional. Guadalajara derrotó a las Águilas 1-3 en el Estadio Azteca en complicidad con Armando Navarrete y el resto del aparato defensivo del conjunto azulcrema.
El arquero de las Águilas se equivocó de forma grosera en el segundo tanto del Rebaño, en el cual le regaló el balón a Marco Fabián, al no cortarlo adecuadamente tras un cobro de tiro de esquina.
Chivas se dio cuenta de que había dejado a su rival contra las cuerdas, con el conteo de diez en marcha, y aún con el descontrol del yerro de Navarrete, Chivas se fue al frente y obtuvo el tercer tanto, apenas dos minutos después.
Érick Torres convirtió de cabeza tras una salida en la que Navarrete no cortó el balón y la zaga local hizo agua, situación que aprovechó perfectamente el “Cubo” para entrar como flecha en el área y liquidar el encuentro.
Chivas aprovechó ser un equipo ligero, dinámico, con velocidad y toques rápidos para exhibir a los zagueros del América. Con cuatro o cinco toques ya estaban en el área local, siempre con sensación de peligro.
Fueron 20 minutos de goles, futbol trepidante y emociones para la casi repleta tribuna del Coloso de Santas Úrsula, con casi 100 mil almas, en su mayoría aficionados de Chivas. Luis Michel, por el contrario, fue figura del Guadalajara, atajando todo. Fue un bastión defensivo, se creció ante su porra, voló de un lado a otro y frenó en seco la posible reacción de las Águilas.
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